viernes, 28 de junio de 2019
jueves, 20 de junio de 2019
jueves, 13 de junio de 2019
miércoles, 5 de junio de 2019
domingo, 2 de junio de 2019
EL CÓNDOR .- ECUADOR .- ANDES
Cóndor Andino
- Español: es conocido con los nombres Cóndor andino,, Cóndor, Buitre.,Cóndor de los Andes
- Quechua: Kuntur
- “Día Nacional del Cóndor Andino” se celebra cada 7 de julio.
Denominado condor andino se encuentra en América del Sur en la cordillera de los Andes . En el Ecuador se le denomina como el Rey de los Andes. se encucentra en símbolo patrio del Ecuador en el Escudo Nacional..
Así que si deseas ver uno de estos hermosos animales deberás visitar las provincias de la sierra ecuatoriana, sabiendo de antemano que la flora y fauna de nuestro país es muy abundante y sobre todo variada.
Condor
Clasificación
- Reino: Animal (Animalia)
- Phyllum: Cordados (Chordata)
- Subphyllum:Vertebrados (Vertebrata)
- Clase: Aves
- Orden: Ciconiformes (Ciconiiformes)
- Familia: Catártidas (Cathartidae)
El nombre Cathartidae, que denomina a la familia de aves ,ell cóndor pertenece a este grupo, deriva del vocablo griego “kathartes” que quiere decir “el que limpia”.
Esta familia habitualmente era parte del orden Falconiformes (aves con forma de halcón), pero hay estudios que sugieren una relación más cercana con el orden Ciconiformes (aves con forma de cigüeña). El cóndor podría estar más emparentado con cigüeñas y garzas que con águilas, buitres y demás aves rapaces diurnas.
Esta especie es monotípica, es decir, no tiene subespecies.
El Condor
Es el animal volador de mayor tamaño que existe en la actualidad en el mundo.
- Longitud: 1,20 a 1,30 m.
- Envergadura alar: 3 a 3,30 m. (envergadura alar es la distancia entre las puntas de las alas, cuando están extendidas)
- Peso: hasta 12 kilos el macho y hasta 10 kilos la hembra.
El cóndor tiene un cuerpo robusto. La coloración general de su plumaje es negra y contrasta con una gran mancha blanca ubicada en la parte superior y media de ambas alas, muy visible en vuelo cuando gira.
Cabeza y cuello están desnudos, sin plumas, cubiertos por piel de color rojizo oscuro, tonalidad que varía según el estado de ánimo del animal. En la base del cuello exhibe un collar de plumón blanco que protege la piel desnuda del cogote.
El pico es fuerte, grande y ganchudo, con bordes cortantes, útil para desgarrar el cuero de vacas, guanacos o llamas, y triturar sus huesos. Poseen narinas (orificios nasales), sin un tabique central que las divida.
Tiene una cola relativamente corta. Sus patas son de color café oscuro, con uñas romas y poco curvadas en sus cuatro dedos. El dedo trasero está poco desarrollado y, por este motivo, no son aves cazadoras. No pueden tomar a la presa ni llevarla a un lugar más seguro para alimentarse, sino que debe comer en el mismo lugar donde encontraron el animal muerto. Sus patas son más similares a las de una gallina que a las del águila o el halcón, aves que poseen un dedo trasero desarrollado y prensil, y uñas curvas, largas y puntiagudas, adecuadas para matar y transportar la presa.
En vuelo, se reconoce por sus alas rectangulares y largas, con plumas muy grandes en sus extremos, que semejan dedos extendidos. Estas plumas a menudo están curvadas fuertemente hacia arriba.
Presenta dimorfismo sexual (diferencias físicas notorias entre macho y hembra). El macho tiene una cresta carnosa de color rojizo oscuro y una carúncula (pliegue carnoso) que cuelga del cuello. El iris del ojo es café. La hembra tiene un plumaje idéntico al del macho, pero carece de cresta y su iris es rojo.
Los juveniles de ambos sexos son de coloración general pardo-grisácea y la cabeza y cuello de piel negruzca, con collar café. Paulatinamente, en un lapso de seis años, adquieren el plumaje negro típico de los adultos.
El cóndor puede llegar a vivir hasta 75 años, siendo una de las aves más longevas del planeta.
Distribución
Vive en Sudamérica, a lo largo de la cordillera de los Andes, desde Colombia y Venezuela hasta el Cabo de Hornos. Se encuentra en los siguientes países: Argentina, Bolivia, Brasil (accidental), Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay (accidental), Perú y Venezuela. En Chile, se encuentra desde Arica (I región) al Cabo de Hornos (XII región)
Hábitat
Principalmente la zona cordillerana, caracterizada por montañas desoladas, cañones profundos y acantilados altos. También desciende a los valles precordilleranos, estepas y praderas abiertas.
En Perú, norte de Chile y el extremo austral de Sudamérica, suele estar presente en la costa, alrededor de colonias de aves, lobos y elefantes marinos.
Frecuenta los basurales de los campamentos mineros cordilleranos, en busca de desechos.
Vive desde el nivel del mar hasta los 5.000 metros de altitud.
El hábitat de los cóndores requiere al menos de tres condiciones básicas:
- Vientos o corrientes ascendentes de aire que les permitan volar alto.
- Terrenos despejados para descubrir la carroña desde la altura.
- Un suministro adecuado de animales muertos.
Alimentación
Casi exclusivamente carroñero, su dieta se basa en el consumo de animales muertos. Esta conducta lo convierte en un importante eslabón en el equilibrio de los ecosistemas, pues acelera la eliminación de desechos que pudiesen constituir un foco de infecciones.
Por este motivo, el SAG (Servicio Agrícola y Ganadero) la clasifica como una especie beneficiosa para la actividad agropecuaria y clave en la manutención del equilibrio de los ecosistemas.
Para encontrar el alimento, otea desde el aire, a gran altura. Tiene una vista extremadamente aguda. Una vez localizada la carroña, los cóndores no descienden inmediatamente sino que se limitan a volar sobre la misma o se posan en algún lugar desde donde ésta se vea claramente.
Son muy desconfiados y pueden pasar entre uno y tres días antes de que finalmente se acerquen. Comienzan a alimentarse en los puntos más accesibles o blandos de los cadáveres: ojos, lengua, ano, ubre, testículos, abdomen y entrepierna.
Con sus fuertes y cortantes picos desgarran los tejidos más duros y abren los cueros. Esto permite que otras aves carroñeras, tales como jotes y caranchos, con menos fuerza en sus picos, también puedan aprovechar de comer.
Muchas veces el alimento escasea, así que cuando encuentra qué comer, devora la mayor cantidad de carne posible, hasta el punto en que a veces le cuesta levantar el vuelo y debe reposar un rato. En su gran buche puede almacenar hasta 4 kilos de alimento.
Si bien es un ave carroñera, se han registrado ocasiones en que cazan pequeñas presas vivas o atacan animales moribundos o recién nacidos, especialmente cuando los cadáveres escasean.
En la cordillera se alimentan de los cuerpos de guanacos, vicuñas, llamas, vacas, corderos o caballos. En la costa, su provisión más importante la componen animales marinos muertos, arrastrados a la orilla por las olas, tales como ballenas, delfines, lobos marinos, tortugas, peces, pingüinos y otras aves marinas.
Reproducción
Elaborado por Líderes sin Fronteras www.lideressinfronteras.cl Los cóndores son monógamos y forman pareja de por vida. Sólo cuando muere uno de ellos, el otro busca un nuevo compañero.
En Chile, la época de celo comprende los meses de agosto y septiembre. El cortejo consiste en una especie de danza sobre el suelo.
Para anidar, escogen lugares inaccesibles, generalmente cuevas en grandes paredes rocosas verticales, protegidas del viento y la intemperie, a mucha altura sobre el suelo.
El nido es muy simple. Con el pecho, presionan la arena o piedrecillas que forman el sustrato de la cueva para formar una depresión y con el pico dan forma a los bordes. A veces, sencillamente depositan el huevo sobre la roca.
El único huevo que coloca es ovalado, blanco y mide aproximadamente 114 x 70 mm. El pollo nace después de dos meses de incubación y, si el huevo se perdiera por alguna razón, tienen la capacidad de reemplazarlo por otro.
Ambos padres participan en la incubación y en la crianza del polluelo, al que alimentan con carne regurgitada. En este período, son capaces de volar hasta 200 kilómetros desde el nido en busca de comida.
A los seis meses, la cría hace sus primeros intentos por volar en el área inmediata a su lugar de nacimiento y ya a los nueve meses deja el nido y acompaña a los padres en sus vuelos. Logra independizarse de ellos cuando tiene alrededor de 18 meses de edad.
Dado el largo período de cuidados paternales que requiere el pollo, los cóndores sólo se reproducen cada dos años. Esto los convierte en una de las especies de más bajo índice reproductivo en el reino animal.
Alcanzan la madurez sexual entre los 8 y 10 años y permanecen fértiles hasta muy avanzada edad, lo que representa una compensación a su baja tasa reproductiva.
Conducta
Conducta Social Generalmente se observa planeando solo o en pequeños grupos. Son gregarios (se agrupan) en sus dormideros habituales y en torno a la comida.
Alrededor de un animal muerto de gran tamaño pueden reunirse muchos individuos que devoran el cadáver en conjunto. Existe una jerarquía al momento de alimentarse: primero lo hacen los machos adultos, luego las hembras adultas y finalmente los jóvenes.
Locomoción Para volar, aprovecha las corrientes ascendentes de aire cálido (termales) y los vientos que suben al chocar contra las montañas. De esta manera puede Elaborado por Líderes sin Fronteras www.lideressinfronteras.cl planear durante horas, con pocos aleteos y un ahorro de energía considerable.
Si bien esta modalidad de vuelo disminuye el esfuerzo, el cóndor se torna dependiente del clima, pues las termales usadas sólo se producen cuando el sol calienta masas de aire frío y estas ascienden. Cuando hay períodos prolongados de mal tiempo, no puede volar y ve limitado en su búsqueda de alimento.
El roce de las alas contra el viento produce un chiflido que se puede escuchar con claridad si se está relativamente cerca.
Debido a su gran tamaño y peso, acostumbra alzar el vuelo desde lugares altos. Le resulta difícil despegar desde el suelo.
Descanso Los cóndores pasan la noche en grietas o cavernas entre las montañas. Estos lugares se conocen como dormideros, buitreras o condoreras y generalmente están localizados en riscos altos, protegidos de la lluvia, el viento y potenciales depredadores.
Las condoreras son compartidas por ejemplares adultos y juveniles de ambos sexos, los que suelen usar varios sitios de descanso diferentes, dependiendo de la disponibilidad de alimento en el área.
Los lugares preferidos y más disputados son los que reciben más temprano los rayos solares.
Carácter Es un ave tímida y desconfiada ante el ser humano.
Vocalización No puede emitir voces porque no dispone de siringe (aparato de fonación propio de las aves que correspondería a la laringe de los seres humanos). Durante el cortejo y el apareamiento lanza fuertes soplidos o bufidos.
miércoles, 29 de mayo de 2019
jueves, 23 de mayo de 2019
Galileo y la Inquisición: cuando el telescopio contradice a la Bibli
Galileo y la Inquisición: cuando el telescopio
contradice a la Biblia
Galileo demostró que era
la Tierra la que daba vueltas al Sol, y no viceversa, como defendía la Iglesia.
| NASA
Aunque la Humanidad llevaba milenios contemplando el firmamento nocturno, la astronomía tuvo la
poca fortuna de alcanzar su edad adulta en una Europa enfrentada por un sinfín
de conflictos religiosos. Ni la Iglesia de
Roma ni los protestantes de centroeuropa recibieron bien los nuevos hallazgos y
teorías de los dos observadores del cielo más revolucionarios del siglo
XVII: Galileo y Kepler.
Galileo Galilei, nacido en Pisa en 1564, es el científico que mejor
simboliza la ruptura con el mundo medieval y la irrupción del
método hipotético-deductivo, es decir, el método de la ciencia moderna por
excelencia. La gran ruptura que provocó este sistema de estudio se debe a que
no se limitaba a argumentar en abstracto, sino que se apoya en observaciones
y experimentos que otros investigadores pueden confirmar por sí mismos
y que reafirman o refutan la hipótesis de la que se parte.
Fascinado por las nuevas posibilidades de la óptica, Galileo
fabricó su propio telescopio y comenzó a estudiar la Luna entre 1609 y 1610.
Ese mismo año se publicaba en Venecia 'Siderius nuncius' (Mensajero sideral),
la obra que contiene todas las observaciones de este científico sobre nuestro
satélite. Analizando cuidadosamente las variaciones del terminador (la frontera
entre la parte iluminada de la Luna y la zona que permanece oscura), descubrió
la existencia de valles y montañas lunares. También dedujo que las zonas
oscuras (los cráteres) eran las más bajas, por lo que estas deberían
corresponderse con los mares, de acuerdo con la visión pitagórica de la
Luna como un mundo similar a la Tierra. Galileo, que no era muy amigo de la
antigua filosofía griega, no apoyó directamente esta teoría, sino que se limitó
a mostrar que, de existir mares, estos deberían ser las manchas más
oscuras.
Sistema Solar de Kepler. | E.M.
Galileo era católico, pero despreciaba sobre todas las cosas los
argumentos basados en el principio de autoridad. Al parecer, este
irreducible espíritu crítico lo había heredado de su padre, quien, según sus
propias palabras, le había enseñado: "Me parece que aquellos que solo se
basan en argumentos de autoridad para mantener sus afirmaciones, sin buscar
razones que las apoyen, actúan de forma absurda. Desearía poder
cuestionar libremente y responder libremente sin adulaciones. Así se comporta
aquel que persigue la verdad". Educado en esta mentalidad, y armado
con las sólidas pruebas que le proporcionaba su telescopio, no tuvo ningún
reparo en despojarse de la tesis aristotélica de que la Luna era un cuerpo perfecto, muy
extendida entonces entre los académicos cristianos.
Por el contrario, Galileo consideraba que haber descubierto la verdadera
naturaleza del satélite era una especie de regalo divino. "Doy
infinitas gracias a Dios por haber sido tan bondadoso de permitirme solo a mí
ser el primer observador de maravillas que se habían mantenido escondidas en la
oscuridad durante todos los siglos anteriores", escribió. El jesuita
Cristóbal Clavius, uno de los impulsores del calendario gregoriano, no creía
que fuese posible que la Luna tuviese irregularidades, pero Galileo logró
convencerlo mostrándoselas con un telescopio. Pese a haberse resistido a creer
en su existencia, Clavius daría nombre después a un inmenso cráter lunar. La
Iglesia no pudo nunca oponerse a los descubrimientos del toscano sobre la Luna
por la sencilla razón de que cualquiera podía verlos con sus propios ojos.
Los problemas vendrían después.
Animado por sus éxitos, Galileo apuntó su telescopio hacia nuevos planetas.
Su aversión por el aristotelismo y el argumento de autoridad
abarcaba todos los campos, desde la mecánica hasta la astronomía. Pero en esta
última disciplina, además, contaba con el apoyo de una obra monumental
publicada medio siglo antes y que Galileo conocía muy bien: 'De Revolutionibus
Orbium Coelestium' (Sobre las revoluciones de los orbes celestes), de Nicolás
Copérnico.
Este astrónomo polaco había pasado veinticinco años estudiando los
movimientos de los astros y había descrito un sistema cosmológico en el
que todos los planetas, incluida la Tierra, giraban alrededor del Sol en
órbitas circulares, mientras que las estrellas seguían una órbita aún más
alejada pero también alrededor del Sol. Teniendo en cuenta las limitaciones de
su tiempo, en el que el universo no excedía el sistema solar, el modelo de
Copérnico era básicamente correcto. Dos de sus errores, además, se corregirían
enseguida: Kepler demostró que las órbitas de los planetas no son
circulares, sino elípticas; y Galileo descubrió que la Tierra no es el
único planeta sobre el que gira un satélite, ya que Júpiter tenía hasta cuatro
lunas a su alrededor. Cada nuevo descubrimiento parecía despojar a nuestro
planeta de todas sus peculiaridades para relegarlo a un lugar secundario en la
inmensidad del cosmos.
Universo Heliocéntrico según Andreas Cellarius. | E.M.
Kepler recibió una copia de El mensajero sideral de Galileo y redactó una
nueva obra como respuesta a la misma, llamada Conversación con el mensajero
sideral. Allí avalaba los descubrimientos de su colega, tanto sobre la Luna
como sobre los cuatro satélites jovianos, de cuya existencia algunos aún
dudaban. Kepler, sin embargo, tenía una visión de la Luna algo distinta
a la de Galileo, y mucho más fantástica; el alemán pensaba que
en ella había océanos, vegetación y vida inteligente, mientras que
su colega italiano no prestaba demasiada credibilidad a estas ideas, a las que
consideraba una herencia de los pitagóricos. Ambos investigadores se habían
conocido unos años atrás cuando Galileo escribió a Kepler para felicitarlo por
su exposición de un modelo heliocéntrico en 'Mysterium cosmographicum'
(Misterio cosmográfico), obra publicada en 1695. La tesis de que el Sol
está en el centro del universo, compartida por ambos desde antes de tener
pruebas concluyentes que la demostraran, comenzaba por fin a cobrar sentido
gracias al telescopio.
A finales de 1610, Galileo envió a Kepler y otros conocidos un enigmático
mensaje en latín: "Haec immatura a me iam frustra leguntur o y"
("Esto ya había sido intentado antes sin éxito por mí"). Kepler
estaba ya acostumbrado a recibir anagramas de su colega toscano, así que sabía
que se trataba de un nuevo hallazgo en clave cifrada. No pudo aguantar la
curiosidad y pidió a Galileo que enviara la solución cuanto antes. La respuesta
llegó en enero de 1611. Cambiando el orden de las letras y formando con ellas
nuevas palabras, se puede obtener este otro enunciado, también compuesto en
clave de enigma, pero de una importancia capital en la historia de la ciencia:
"Cynthiae figuras aemulatur mater amorum" ("La madre del amor
emula las figuras de Cynthia").
El derrocamiento del sistema
geocéntrico
Cynthia era otro de los nombres que recibía la diosa Artemisa, y se refiere,
evidentemente, a la Luna. La madre del amor, por tanto, no puede ser otra más
que Venus. Y las figuras de Cynthia son las fases lunares. En otras
palabras, Galileo había visto con sus propios ojos, a través de su
flamante telescopio, que el planeta Venus también cambia ligeramente sus fases.
Este descubrimiento, por sí solo, bastaba para derrocar al sistema geocéntrico.
Hasta entonces, no había nada que pudiera desbancar definitivamente a la Tierra
del centro del universo, pese a que el modelo de Copérnico era más simple,
preciso y elegante. Ahora las cosas habían cambiado: no había modo
alguno en que la Tierra pudiese ser el centro del universo si Venus cambiaba su
rostro como mostraba el telescopio. Galileo y Kepler tuvieron desde
entonces la certeza de que la victoria era suya. El descubrimiento se
publicó en 1613 y, esta vez, tampoco intervino la Iglesia.
Más bien al contrario, hubo varios religiosos que se sintieron fascinados
por la nueva astronomía de Galileo y Kepler y trataron de congeniar sus
hallazgos con los postulados tradicionales del catolicismo. Fue el caso del
carmelita italiano Paolo Foscarini, que defendió en público a Galileo y
redactó una obra en la que trataba de demostrar que el heliocentrismo no estaba
reñido con la Biblia. No era el primer libro de estas características
escrito por un católico, ya que el agustino Diego de Zúñiga había publicado uno
con el mismo fin en 1594.
Las jerarquías católicas no se sintieron nada cómodas con esta situación:
una cosa era que los astrónomos hablaran de lo que veían con sus telescopios y
otra bien distinta es que sus observaciones ejercieran un poderoso -e
incontrolable- influjo en el pensamiento teológico. En 1616, un decreto de
la Congregación del Índice prohibió por completo la obra de Foscarini y censuró
en buena parte las de Zúñiga y Copérnico. El motivo de que el astrónomo
polaco cayera en desgracia junto a los dos teólogos reprobados radica en que
Copérnico -canónigo de la catedral de Frombork y sobrino del obispo católico
Ukasz Watzenrode- también había tratado de compatibilizar sus teorías
con las Sagradas Escrituras. Los pasajes sobre las revoluciones que incurrían
en esta práctica fueron eliminados, aunque no así el modelo heliocéntrico que
se presentaba en dicha obra. Lo que sí se hizo fue incorporar nuevos pasajes en
los que se explicaba que la visión heliocéntrica era tan solo una
hipótesis, ahondando en lo que ya había hecho casi un siglo antes,
previendo que algo así podía pasar, el editor original de la obra, Andreas
Osiander.
Galileo ante la Inquisición romana. | E.M.
En cuanto a Galileo, que se había mantenido alejado de la teología, la
Iglesia se limitó a advertirle de que siguiera las nuevas directrices y no
se excediera demasiado en su defensa del copernicanismo. Fue un amigo
personal suyo, el cardenal jesuita Roberto Belarmino, quien le avisó del nuevo
decreto, así como de las denuncias que, sin ningún efecto, se habían presentado
en Roma contra él. Galileo aceptó el consejo y continuó manteniendo una buena
relación con la Iglesia, pero pronto se extendieron rumores de que había sido
obligado a abjurar.
La realidad es que, durante algunos años más, siguió estudiando el universo
con su telescopio y publicando sus obras con normalidad (al menos, con toda la
normalidad que podía esperarse en aquellos tiempos). Los inquisidores aceptaban
que el sistema de Galileo era más elegante que el de Ptolomeo y consentían de
buen grado que se usara como método de trabajo, pero aún pensaban que la
Biblia, tal y como había sido interpretada por los padres de la Iglesia,
reflejaba la realidad científica del cosmos. La situación, en el fondo
insostenible, se mantuvo así durante algún tiempo: mientras Galileo
moderara su entusiasmo, la Inquisición no se metería en sus asuntos.
Tras leer el libro prohibido de Foscarini, Belarmino escribió una carta al
autor en la que queda reflejada, en un lenguaje algo rebuscado, la postura
oficial de la Iglesia: "Las palabras 'el Sol se levantó y el Sol
descendió, y se apresuró al lugar por el que se había levantado, etc.' fueron
pronunciadas por Salomón, quien no solo hablaba por inspiración divina, sino
que fue un hombre sabio como ningún otro y más educado en ciencias humanas y en
el conocimiento de todas las cosas creadas, y su sabiduría provenía de Dios.
Por eso es muy poco probable que afirmara algo contrario a una verdad que ya
había sido demostrada o con posibilidades de ser demostrada. Y si me dices que
Salomón hablaba solo de acuerdo con las apariencias, y que parece que
el Sol da vueltas cuando realmente es la Tierra la que se mueve, igual que a
alguien que va en un barco le parece que la playa se está alejando del barco,
yo responderé que alguien que se está marchando de la playa, aunque le parezca
que la playa se está alejando, sabe que está en un error y lo corrige, viendo
claramente que es el barco el que se mueve y no la playa. Pero con respecto al
Sol y la Tierra, ningún hombre sabio necesita corregir el error, ya que nota
claramente que la Tierra está quieta y que su ojo no está siendo
engañado cuando interpreta que la Luna y las estrellas se mueven».
La Iglesia calificaba a los pitagóricos de paganos heréticos. | E.M.
Al Vaticano le preocupaba la ciencia moderna por dos motivos:
el primero es que promovía interpretaciones libres de las Sagradas
Escrituras, algo a lo que Roma era especialmente sensible desde las
escisiones protestantes y que ya había prohibido el Concilio de Trento,
clausurado en 1563. El segundo es que la nueva astronomía recuperaba una
cosmovisión pagana cuyo origen se remontaba a los pitagóricos, una
secta que guardaba demasiadas similitudes con muchas de las herejías que había
combatido la Iglesia desde los primeros siglos de nuestra era. No en
vano, el decreto contra el copernicanismo de 1616 se refería insistentemente a
la supuesta influencia pagana de este sistema.
Al parecer, la Congregación del Índice no consideraba que los defensores
del heliocentrismo se basaran en las observaciones telescópicas, sino que creía
que trataban de recuperar las antiguas doctrinas de Pitágoras. Esta interpretación
estaría avalada por el libro de Foscarini, en el que se denominaba al
heliocentrismo 'nuevo sistema pitagórico del mundo'. En realidad, Galileo no
mostraba ningún respeto por las teorías de la antigua Grecia, y eso incluía a
la secta de matemáticos tanto como a Aristóteles. El apoyo de Foscarini, por
tanto, no le hizo ningún bien. Lo más probable es que el científico toscano
tuviera escaso -o nulo- interés en las viejas herejías de inspiración pagana y
que, empecinado como estaba en combatir a las nuevas élites aristotélicas, no
cayera en la cuenta de que estaba despertado a un dragón dormido. Y
vaya si lo hizo...
Ángel Díaz | Madrid
Actualizado viernes 21/06/2013 13:10 horas
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